Ariana Palacios
Volkswagen, el mayor fabricante de automóviles de Europa, ha advertido sobre la posibilidad de cerrar algunas de sus fábricas en Alemania, en un intento por reducir costos ante la creciente competencia de los fabricantes asiáticos que ofrecen modelos más económicos.
Este movimiento marca un momento crucial para la empresa, que por primera vez considera cerrar plantas en su país de origen.
El presidente ejecutivo de Volkswagen, Oliver Blume, enfrenta su primer gran desafío desde que asumió el cargo, con los sindicatos alemanes prometiendo una «feroz resistencia» a los planes de la junta ejecutiva. Según el comité de empresa de Volkswagen, la compañía considera que ciertas plantas de vehículos y fábricas de componentes en Alemania están obsoletas. En particular, se mencionan las instalaciones de Osnabrück, en Baja Sajonia, y Dresde, en Sajonia, como posibles candidatas al cierre.
El estado de Baja Sajonia, que es el segundo mayor accionista de Volkswagen, ha mostrado su apoyo a la revisión de la situación de estas plantas, un respaldo que podría influir en las decisiones finales de la empresa.
Además de los posibles cierres, Volkswagen ha indicado que podría poner fin a su programa de seguridad laboral, vigente desde 1994, que protege los empleos hasta 2029. Este cambio se sumaría a la campaña de reducción de costos que la marca VW, la más significativa dentro del grupo Volkswagen, ha iniciado con el objetivo de ahorrar 10.000 millones de euros (11.000 millones de dólares) para 2026.
«La situación es extremadamente tensa y no se puede superar con simples medidas de reducción de costes», afirmó Thomas Schaefer, jefe de la marca VW, subrayando la gravedad del panorama al que se enfrenta la compañía.
Volkswagen está en una carrera contra el tiempo para adaptarse a la transición hacia los vehículos eléctricos, un desafío que requiere una profunda racionalización del gasto para asegurar su supervivencia en el cambiante mercado automotriz global.