Ariana Palacios
Luego de casi cuatro años de búsqueda, la Comisión de Búsqueda de Personas confirmó el hallazgo de restos óseos pertenecientes al pequeño Rafael Huerta Vega, conocido como Rafita, quien fue reportado como desaparecido en octubre de 2020. Los principales sospechosos de su asesinato son su padre, Rafael N., y la pareja de este, María Elva N., quienes se encuentran prófugos e ilocalizables.
El cuerpo del menor fue localizado en el patio de la vivienda donde vivía con su padre y su madrastra, en las calles Río Grijalva y Coatzacoalcos, en la colonia Playas del Sur, en la ciudad de Puebla. El inmueble había sido abandonado por la pareja semanas después de reportar la desaparición del menor de 12 años, lo que levantó sospechas sobre su posible responsabilidad.
Felisa, la abuela materna de Rafita, fue la única persona que nunca dejó de buscarlo desde su misteriosa desaparición, ocurrida cuando presuntamente fue enviado a una tienda a comprar frijoles. Desde entonces, asistió a marchas y solicitó en repetidas ocasiones apoyo a las autoridades, sin obtener respuestas claras durante años.
Fue hasta abril de 2025 cuando, tras un operativo coordinado entre autoridades estatales, bomberos y maquinaria especializada, se realizaron diligencias en el domicilio donde vivía Rafita. Tras 48 horas de trabajos, fueron localizados restos óseos infantiles en el patio, los cuales, tras los análisis correspondientes, se confirmó que pertenecen al menor.
Las investigaciones apuntan a que Rafael fue víctima de violencia familiar, maltrato que habría durado cerca de cinco meses, desde junio de 2020, cuando fue llevado a vivir con su padre y su madrastra, hasta octubre del mismo año, cuando se reportó su desaparición.
A pesar de los indicios, ni el padre ni la madrastra han sido detenidos, y tanto ellos como los padres biológicos y sus respectivas parejas sentimentales se encuentran en libertad, por lo que las autoridades continúan con las investigaciones para esclarecer completamente el caso y dar con los responsables.