Carolina Rodríguez
La rivalidad entre grupos delictivos ha cobrado nuevas víctimas en Querétaro, donde la violencia se ha recrudecido. El pasado fin de semana, el bar “Los Cantaritos” fue escenario de una masacre que dejó un saldo de 10 personas muertas, varios heridos y una persona detenida, cuyo nombre aún no ha sido revelado. Este hecho está ligado a la disputa entre células del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Santa Rosa de Lima, según informó Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC).
Durante la conferencia matutina en Palacio Nacional, García Harfuch detalló que esta masacre es el tercer incidente violento en Querétaro relacionado con conflictos en Guanajuato, un estado que en los últimos años ha sido el epicentro de la pugna entre estas organizaciones criminales. El funcionario recordó que el 7 de noviembre pasado ocurrió un evento similar en un restaurante de la zona, donde tres personas fueron asesinadas. “Este último evento está relacionado con esa agresión. Es una rivalidad entre dos células delictivas y estamos en investigación conjunta con el gobierno del estado”, puntualizó.
En el ataque, los agresores ingresaron al bar “Los Cantaritos” buscando a una persona en particular: un hombre identificado como Fernando “N”, conocido como “La Flaca”, presuntamente ligado al CJNG. De acuerdo con los reportes, los sicarios preguntaron por él al entrar, y una vez ubicado, dispararon a quemarropa, acabando no solo con su vida, sino también con la de otras nueve personas en el lugar.
El martes, García Harfuch informó que se reunirá con el gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri, para revisar los avances de la investigación y definir acciones adicionales de seguridad. Aunque las autoridades no han proporcionado mayores detalles sobre la persona detenida en el lugar, el titular de la SSPC aseguró que mantendrán informada a la ciudadanía conforme avance la investigación.
La violencia en Querétaro, impulsada por los conflictos entre el CJNG y el Cártel de Santa Rosa de Lima, ha generado gran preocupación y exigencias de seguridad, tanto por parte de la población local como de las autoridades. La masacre en “Los Cantaritos” se suma a la escalada de violencia en la región, reflejando la brutalidad con la que estos grupos criminales defienden sus intereses en la zona.