Ariana Palacios
Luego de una semana de haber sido encontrada sin vida en la junta auxiliar de Sanctorum, en el municipio de Cuautlancingo, el cuerpo de Itzel G.G., una joven de 18 años con presuntos vínculos con actividades delictivas, finalmente fue reclamado por sus familiares, quienes inicialmente se habían negado a hacerlo.
El pasado domingo 6 de abril, el hallazgo del cadáver de una mujer con evidentes huellas de violencia y envuelta en plástico conmocionó a la comunidad. Con el paso de las horas, se confirmó que se trataba de Itzel G.G., cuyo nombre comenzó a circular en redes sociales, aunque nunca existió un boletín oficial por desaparición.
Fuentes cercanas al caso revelaron que, a pesar de que la familia fue notificada del asesinato, decidieron no acudir por los restos. La noticia generó una fuerte reacción en redes sociales, donde muchos usuarios cuestionaron la postura de los deudos y exigieron que la joven recibiera una despedida digna.
Si bien algunos internautas comprendieron la decisión de los familiares por el supuesto pasado de Itzel —relacionado con robos y posible narcomenudeo, según versiones extraoficiales—, la mayoría pidió que se le brindara una cristiana sepultura, señalando que pudo haber sido víctima de circunstancias que la llevaron por un mal camino.
Ante la presión social, los familiares finalmente acudieron al anfiteatro municipal para reclamar el cuerpo de Itzel, que permanecía en el Servicio Médico Forense (SEMEFO) desde el día de su hallazgo. El cuerpo fue entregado y se llevaron a cabo los preparativos para su sepultura.