Carolina Rodríguez
La trágica desaparición de Liliana Guadalupe Marroquín, una niña de 12 años que se dedicaba a la venta ambulante de chicharrines y dulces, ha sacudido a las comunidades de Berriozabal y Tuxtla Gutiérrez. Lo que comenzó como una rutina diaria el 19 de octubre, cuando Liliana salió de su hogar con el objetivo de ayudar a su familia, terminó en una tragedia que ha dejado a la sociedad exigiendo justicia.
Durante días, la familia de Liliana, desesperada, intentó obtener el apoyo de las autoridades para encontrarla, pero su solicitud fue ignorada por la Fiscalía. Ante la falta de respaldo, sus familiares emprendieron la búsqueda por su cuenta, recorriendo cada rincón posible. Sin embargo, el peor de los temores se confirmó el miércoles 23 de octubre, cuando el cuerpo de la niña fue encontrado enterrado en el patio trasero de una casa en el barrio Colón, en Tuxtla Gutiérrez.
Vecinos del lugar señalaron que un sujeto presuntamente de nombre Víctor Manuel N., quién vivía en el inmueble donde Liliana fue encontrada, podría ser el responsable de su muerte. Ya que aseguran que el mismo día de su desaparición, dicho hombre la llamo y por la fuerza la hizo ingresar a la propiedad.
Según versiones de las autoridades se supo que la jovencita presentaba una herida en el cuello, diferentes lesiones y al parecer fue abusada sexualmente
Asimismo fue localizada enterrada a un metro bajo tierra en el patio de la casa.
El caso ha generado coraje e impotencia entre los familiares y residentes, los cuales narraron de forma anónima a este medio de comunicación que el hombre sindicado hace aproximadamente 27 años habría dado muerte a su hermana menor, por un presunto ataque de celos, sin tener mayores datos.
Hasta el momento se ha desplegado un fuerte operativo en la ciudad para tratar de ubicarlo, aunque se presume que ya habría salido de la capital chiapaneca.