Violeta García
En el corazón del Zoológico de San Juan de Aragón, la elefanta Ely, testigo silenciosa de más de una década de cautiverio, se convierte en el foco de una ferviente demanda de liberación. Originaria de un circo, Ely arribó al zoológico el 23 de agosto de 2012, y desde entonces, su calidad de vida ha sido objeto de creciente preocupación entre los activistas.
Siguiendo los pasos de la reciente liberación de la jirafa Benito, cuya historia conmovió a México, los defensores de los derechos de los animales se unen para clamar por el rescate inmediato de Ely. Activistas, en la cuenta de Salvemos a Benito en “X”, han recordado la difícil situación de la elefanta, resaltando las condiciones de salud precarias que enfrenta en su confinamiento.
La exigencia es clara: un traslado a un santuario, donde Ely pueda experimentar una vida digna y feliz. La espera se torna angustiosa, mientras la jirafa Benito se encamina hacia su nuevo hogar en Puebla, los ojos de la nación siguen fijos en la esperanza de un desenlace similar para Ely.
«El mismo final que está teniendo la jirafa Benito, del cual todo México está al pendiente en espera de que llegue a su nuevo hogar, es el mismo que queremos para la elefanta Ely», resalta la campaña. Más de 10 años de prisión en condiciones adversas son razones suficientes para una acción urgente y determinada.
La historia de Ely, marcada por el sufrimiento y la privación, espera ansiosa el capítulo de su liberación. Los activistas aguardan con expectación la respuesta de las autoridades, confiando en que Ely pronto pueda escribir un nuevo capítulo en un santuario, lejos de las cadenas del cautiverio.