EpicentroDiario
El pasado 26 de febrero de 2023, un aterrador episodio de violencia sacudió las calles de San Andrés Cholula cuando varios individuos, identificados como Edgar Antonio Marín Formacio, Alan Toxtle Tomé y Heligio Zamora, atacaron brutalmente a un adolescente de 17 años edad, de nombre Daniel N.
En entrevista para EpicentroDiario, la fimilia señaló que los hechos ocurrieron a solo dos calles de la presidencia municipal, cuando Daniel iba caminando junto a un amigo y una amiga, sobre la avenida Maximino Ávila Camacho, para,ir a dejar a la joven a su domicilio tras haber ido a la zona de la,14 Oriente para festejar su cumpleaños.
Fue entonces cuando la noche se convirtió en una pesadilla que aún persigue a la familia, pues a unas pocas cuadras del domicilio de la joven amiga, un grupo de por lo menos cinco sujetos arrojaron un vehículo a la acera, provocando que los adolescentes huyeran corriendo del miedo.
Sin embargo, Los individuos visiblemente bajo los efectos del alcohol, persiguieron al joven, propinándole golpes brutales en el cuerpo y la cabeza, lo que resultó en convulsiones inmediatas. Las heridas sufridas se calificaron como graves, ya que el joven tardó más de 15 días en recuperarse y experimentó daños oculares, en la lengua, la cabeza y el cuerpo, además de enfrentar ansiedad y otros problemas psicológicos derivados del traumático incidente.
Desde el día del incidente, se presentó una denuncia formal ante la Fiscalía General del Estado (FGE), con el número de carpeta FGEP/CDI/FMI/SACHOLULA-I/003780/2023. Pero hasta la fecha, la búsqueda de justicia ha sido un proceso desalentadormente lento.
Por su parte los agresores que han sido identificados por la amiga de Daniel, siguen en libertad, incluso cuando se han proporcionado pruebas sólidas y testigos para respaldar el caso. Ademas, de que acusan que algunos de los agresores presuntamente tieben vínculos laborales con dependencias del gobierno del estado de Puebla, lo que ha suscitado preocupaciones sobre posibles influencias indebidas.
Por tal motivo, la familia afectada hace un llamado a las autoridades para que se haga justicia. El caso de este adolescente es un recordatorio doloroso de que la violencia no tiene cabida en nuestra sociedad, y quienes la perpetúan deben asumir las consecuencias de sus acciones. Se espera que la difusión de este caso arroje luz sobre la necesidad apremiante de una respuesta adecuada y justa por parte de las autoridades competentes, y que finalmente se haga valer el principio de que la impunidad no puede prevalecer cuando se trata de actos de violencia atroces.